La ONU ordena a Rusia liberar a niños ucranianos secuestrados; Cuba vota en contra

Votación en la ONU sobre el retorno de menores ucranianos secuestrados en Rusia.

Sumario

  • La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución exigiendo el retorno inmediato y seguro de niños ucranianos deportados ilegalmente por Rusia, con 91 votos a favor, 12 en contra y 57 abstenciones.
  • Cuba junto a Rusia y otros 10 países votan en contra de la resolución aprobada por la Asamblea General
  • Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, Ucrania ha identificado más de 19.500 menores trasladados forzosamente.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó este miércoles, 3 de diciembre, por una abrumadora mayoría, una resolución que demanda el retorno inmediato, seguro e incondicional de todos los niños ucranianos deportados ilegalmente por Rusia desde el inicio de la guerra en febrero del 2022.

La medida obtuvo 91 votos a favor, 12 en contra y 57 abstenciones, entre estas últimas China, India y Brasil. Estados Unidos respaldó firmemente el texto, mientras que Rusia y sus aliados en la ONU votaron en contra de la resolución. Los votos negativos provinieron de la Federación Rusa, Bielorrusia, Irán, Cuba, Eritrea, Mali, Burundi, Burkina Faso, Níger, Sudán, Nicaragua y la República Democrática del Congo (RDC).

Desde el inicio de la invasión rusa, Ucrania ha identificado más de 19,500 menores trasladados por la fuerza a Rusia, Bielorrusia o territorios ocupados. Menos de 1,300 han sido repatriados. La primera dama ucraniana, Olena Zelenska, confirmó que 1,859 niños han sido devueltos hasta diciembre, aunque miles siguen en paradero desconocido.

Durante el debate en las Naciones Unidas, la vicecanciller ucraniana Mariana Betsa subrayó: “No habrá paz justa en Ucrania sin el retorno incondicional de nuestros niños. Esta resolución no es sobre política; es sobre humanidad”.

La resolución de la Asamblea General ordena a la Federación Rusa devolver de inmediato, sin condiciones y con garantías de seguridad, a todos los niños ucranianos que han sido secuestrados, trasladados o deportados por la fuerza. El texto exige a Moscú poner fin de manera inmediata y absoluta a cualquier nueva deportación, separación familiar, manipulación del estatus legal de los menores, —incluyendo cambios de ciudadanía, adopciones o colocación en familias rusas— y a todo intento de adoctrinamiento ideológico.

Además, la Asamblea encarga al Secretario General de la ONU actuar con la máxima urgencia, utilizando todos los mecanismos a su disposición, incluido su Representante Especial para los Niños y los Conflictos Armados, para supervisar el caso, coordinar esfuerzos internacionales y adoptar todas las medidas necesarias para lograr la restitución de los menores y responsabilizar a los perpetradores.

De Ucrania a Rusia y de Rusia a Corea del Norte

Durante una audiencia del Comité de Asignaciones del Senado de Estados Unidos, la jurista ucraniana Kateryna Rashevska, del Centro Regional de Derechos Humanos, presentó nuevas y alarmantes evidencias sobre la ampliación internacional de las deportaciones de menores ucranianos.

Rashevska reveló que su organización ha documentado más de 165 centros de “reeducación” operados por Rusia, destinados a adoctrinar, rusificar y, en algunos casos, militarizar a los niños secuestrados.

Entre los hallazgos más sorprendentes destacó el caso de al menos dos menores ucranianos que habrían sido trasladados por la fuerza hasta Corea del Norte, al campamento infantil internacional de Songdowon, donde, según los testimonios, reciben instrucción militar y formación ideológica con fuerte contenido antioccidental.

La experta subrayó que estos traslados no son hechos aislados, sino parte de una estrategia sistemática y transnacional que busca borrar la identidad ucraniana de los menores y convertirlos en instrumentos de propaganda o futuros combatientes.

Rashevska advirtió al Senado que, al extenderse hasta Corea del Norte, la red de deportación rusa adquiere una dimensión inédita, lo que evidencia, en sus palabras, “un patrón coordinado y deliberado de crimen internacional” que requiere acciones urgentes de la comunidad global, mecanismos de verificación independientes y mayor presión diplomática sobre Moscú.

Investigaciones del Yale School of Public Health indican que Rusia lleva a cabo una campaña “sistemática, intencional y generalizada” de rusificación y adopciones forzadas. Muchos menores han sido integrados en Yunarmiya, o Joven Ejército, donde reciben instrucción militar y adoctrinamiento político orientado a moldear su lealtad al Kremlin.

La Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto contra Vladimir Putin y la comisionada rusa para los derechos del niño, Maria Lvova-Belova, por su presunta responsabilidad directa en la deportación ilegal de niños. Estas acciones de Rusia violan el Artículo 49 del Convenio de Ginebra y constituyen crímenes de guerra bajo el Estatuto de Roma.

La ofensiva diplomática de la primera dama de EEUU

Uno de los elementos menos visibles, pero más significativos, del esfuerzo internacional ocurrió meses antes de la resolución de la ONU, cuando la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, envió una carta personal al presidente Vladimir Putin.

La carta, según fuentes diplomáticas, fue un mensaje directo, humanitario y sin confrontación, en el que la primera dama instó a Putin a permitir el retorno seguro de los niños ucranianos retenidos en Rusia, facilitar el acceso de organizaciones humanitarias internacionales y apoyar corredores diplomáticos para la reunificación familiar.

En un mensaje emitido este jueves desde su oficina, Melania Trump subrayó que la deportación de menores “trasciende consideraciones políticas” y apeló a la responsabilidad moral de poner fin al sufrimiento de niños separados de sus padres.

Si bien Moscú no respondió públicamente, diplomáticos europeos y estadounidenses señalaron que la carta contribuyó a abrir un canal informal que permitió avanzar —aunque lentamente— en las primeras reunificaciones registradas este año. Este gesto anticipó la declaración emitida el 4 de diciembre, donde la primera dama estadounidense confirmó la reunificación reciente de siete niños ucranianos, destacando que la cooperación entre ambas partes era “una base para la esperanza y la estabilidad regional”.

Rusia rechaza la resolución y niega los secuestros

Tras la votación en la ONU, la embajadora rusa María Zabolotskaya calificó la resolución como “una mentira cínica” y aseguró que sus detractores buscan “alimentar la confrontación”.

No obstante, los testimonios de las víctimas, las investigaciones independientes, los hallazgos de Yale y las medidas de la CPI contradicen abiertamente la narrativa rusa.

La deportación de menores —prohibida explícitamente en el Derecho Internacional Humanitario— se ha convertido en uno de los aspectos más dolorosos y condenados de la invasión rusa. Miles de familias en Ucrania continúan esperando noticias de sus hijos, mientras la presión internacional aumenta para forzar a Rusia a cooperar.

La resolución de la ONU representa un paso diplomático decisivo, pero la pregunta permanece: ¿cumplirá Rusia?